Por supuesto, todos esperábamos una buena película, se intuía sabiendo quien es el director de la nueva Guerra de los Botones, pero la expectación no se vio defraudada y el público salió literalmente enamorado de la película. A todos aquellos que les pedimos que hicieran el ejercicio de evaluarla con la técnica 3x1 (tres que te encantan, 1 que mejorarías) se resistieron a buscarle el 1, tendremos que leer muchas críticas para encontrarlo.
En la sala de Madrid se vivió un cálido y relajado ambiente de encuentros, abrazos e ilusiones compartidas. Todos estábamos allí por la educación y por el cine, dos pasiones que unidas están resultando ser una fuente de emociones inagotable. Produce mucho bienestar saber que esa sala, con todas sus butacas está llena de personas a las que la educación no les es indiferente, personas que creen en una eduacación adecuada a los tiempos en los que vivimos y en la que los lenguajes audiovisuales tienen que estar contemplados en nuestro quehacer académico.
Mientras dentro las personas se saludan, acomodan y charlan en espera del inicio de la proyección, fuera los alumnos de los Salesianos de Atocha, acompañados de su profesora Charo (@yalocin) y los alumnos de Comunicación de la Universidad Carlos III se afanan por llevar a cabo su tarea de la noche con la máxima seriedad y calidad posibles. Son los responsables de la grabación y fotografía de la IIINCYE, además de las entrevistas y el photocall con el director de la película, Christophe Barratier, que por cierto se fue encantado con ellos.
La película es presentada por la productora, por el director de la película en un precioso castellano con acento francés y por Doña Díriga. Yo creo que nadie en la sala pudo vivir en ese momento la emoción que yo viví, excepto ella misma y Nieves Marato (impulsora de este maravilloso milagro). Ver en directo a Doña Díriga, acostumbrada como estoy a conocerla en formato audiovisual, fue para mí un subidón de emoción. No sabía si hacer foto, si escucharla con la boca abierta, si aplaudir animadamente sus ideas. Doña Díriga escudriñó con ojos risueños a Christophe, se puso y se quitó el sombrero, nos zarandeó a favor de la enseñanza pública y nos encandiló con unos fragmentos de la obra original de Louis Pergaud.
Comienza la proyección, y la cadencia mágica del francés nos hipnotiza a todos en una película bella, con una fotografía impresionante, unas interpretaciones infantiles inmejorables y una historia llena de ternura, frescura, humor y seriedad, que nos dejó a todos con un sabor de boca delicioso.
Sigo buscando el 1 para criticar, ¿tendré que leer mucha prensa para encontrarlo?
Doña Díriga, la noche fue especial, la película una obra de arte, pero el darte un abrazo real a ti, eso... no lo supera nada. Gracias por toda la magia que nos regalas.
La verdad, Ana, es que te entiendo bie. Siempre me he preguntado que hacía esta "loca" dirigiendo un proyecto tan interesante que únicamente podía disfrutarlo virtualmente. Y no es que no lo hiciera de esa manera (todos lo que tenemos la fortuna de conocerla de esa manera, sabemos de su emoción 2.0). Sólo que pensábamos que merecía una ocasión como esta y nos alegramos mucho por ella, porque haya podido disfrutar en carne y hueso su trabajo y lo que supone a nivel de emociones. Porque lo 2.0 está muy bien, incluso hemos aprendido a transmitir emociones en la red, pero nunca puede suplir totalmente al contacto humano y a la expresión directa de sus emociones.
ResponderEliminarAna, te has unido a la pléyade de afortunados que la han conocido en directo y que se han rozado con su emoción, que hace posible que tantas personas relacionadas con el mundo de la educación se acerquen al cine con otra mirada.
Ana, me ha encantado tu post y me está inspirando otro.
Gracias por compartir tu vivencia
Ana, ¡con el vello de punta me tienes leyendo tu entrada!
ResponderEliminar¡Ay, lo que me hubiera gustado tener el don de la ubicuidad esa noche! ¡Dos de mis mejores amigas juntas allí!
Creo que a todos los de la Tribu nos ha llegado especialmente que doña Díriga haya podido estar por fin en una Noche de Cine y Educación, ¡cómo puede haber faltado a las dos anteriores, es algo impensable para cualquiera!
¡En fin, sea como sea, al final se ha hecho justicia, y las cosas han sido como debieran haber sido desde el principio!
Muy emocionante tu post, yo que conozco tu estilo, me he vuelto a emocionar.
Gracias por la crónica, por las fotos y por tus palabras.
Un beso.
La de este año, coincido, ha sido una Noche muy intensa y cargada de emociones. Para mí, pasó muy rápido, se hizo corta, señal de lo maravilloso que fue vivir en tan poco tiempo el reencuentro, la desvirtualización y el pase de una película que nunca olvidaré y espero ver muchas veces.
ResponderEliminarEsta vez tengo el vídeo, gracias a mi compañero de estudios, Nacho, que aceptó mi invitación e hizo la grabación.
Ana, felicidades por reflejar tan bien el espíritu de la Noche.
Un fuerte abrazo.
PD: Espero ver pronto todas las fotos.
¡Qué bonito, Ana!
ResponderEliminarMe emociono al leer tus palabras, la crónica tal y como nos la comentas y ese final auténtico que a mí, también me hubiera gustado vivir.
Ese abrazo real con Doña Díriga, tenerla presente y que ella también pueda disfrutar de las emociones que nos unen a toda la Tribu 2.0 es un broche de oro del acontecimiento que nos unió.
Un fuerte abrazo y muchas gracias por lo que nos aportas.